En realidad todo comenzó así. Se juntaron unos amigos (de fiesta); cooperativistas, ingenieros y emprendedores (pioneros de la eólica); se hicieron la pregunta que encabeza (¿y si lo pagamos entre todos?); encontraron la respuesta (venga); y, hoy, casi nueve años después, el aerogenerador en cuestión ya está en su sitio, con el certificado de conformidad de Red Eléctrica, la autorización de la Generalitat de Catalunya y el visto bueno de Endesa, que se convierte así en la primera distribuidora de España en dar luz verde a un aerogenerador de propiedad compartida, o sea, en señalar el rumbo de la historia. Sí, el primer aero de propiedad común de la península ibérica ya es una realidad, pues, tras el visto bueno de Endesa, Enercon ha abierto el proceso de puesta en marcha -lo hizo el sábado pasado-, que está previsto culmine esta semana. Esta es la historia.
El 10 de marzo del año 2009, los fundadores de la cooperativa Ecotècnia (marca catalana fabricante de aerogeneradores), se reunieron para conmemorar el 25º aniversario de la puesta en marcha del primer aero moderno que se conectaba a la red en Cataluña: una máquina Ecotècnia 12/15 de veinte kilovatios (20 kW) que fue instalada en 1984 en Vilopriu (Baix Empordá, Girona). “Aquel día de 2009 –nos cuenta Pep Puig, uno de aquellos pioneros– nos preguntamos qué aportación innovadora podíamos hacer, 25 años después de Vilopriu, habida cuenta de la plena madurez que ya había alcanzado entonces la tecnología eólica”. ¿La respuesta? Viure de l’aire del cel (Vivir del aire del cielo), iniciativa que consiste en la instalación de un aerogenerador de propiedad compartida.
“Allí, y así, nació la idea de promover un proyecto eólico que hiciera realidad la apropiación social de la tecnología eólica”, cuenta Puig. Para llevar a buen término aquella iniciativa fue constituida una pequeña empresa, Eolpop SL, que ha sido y está siendo la máxima responsable de la promoción y ejecución del proyecto. Así, es la encargada de emitir las cuentas participativas que están haciendo posible la propiedad compartida del aerogenerador, ha sido la responsable de buscar un emplazamiento adecuado (con buen viento, fácil acceso y proximidad a la red eléctrica de media tensión), ha labrado los acuerdos precisos con los propietarios del terreno y con el ayuntamiento, ha gestionado los permisos necesarios, ha escogido el modelo de aerogenerador y ha encargado el proyecto (a Invall SL). Igualmente, ha sido la responsable de la adquisición del aero elegido, de supervisar el montaje, de la instalación, y será la encargada de gestionar los correspondientes contratos de venta de la energía, del mantenimiento de la máquina y del seguro. En fin, toda una travesía (que aún no ha concluido) y que comenzó en una fiesta de aniversario allá por el año 2009.
En la Alta Anoia
Puig, alma mater del proyecto, nos ayuda a repasar algunos de los hitos de esta historia: “después de buscar emplazamientos, nos convenció uno, situado dentro del término municipal de Pujalt (Barcelona), que cumplía los requisitos que nos habíamos impuesto”. Eolpop selecciona Pujalt, en la Alta Anoia, y elige inicialmente –estamos a finales de 2011, principios de 2012– un aerogenerador Ecotècnia 74 de 1.670 kilovatios de potencia. Pronto sin embargo los pioneros de la eólica compartida desestiman esa máquina, pues en esa fecha ya no se fabrica ese modelo, y avanzan hacia una segunda opción: el aerogenerador Alstom (de clase III) modelo Eco 122 de 2,7 megavatios de potencia (el grupo francés Alstom había comprado Ecotècnia en 2007, pero el Eco 122 continuaba siendo tecnología muy autóctona, pues el centro global de I+D+i de Alstom Wind seguía estando en Barcelona). El caso es que Eolpop redacta el proyecto en enero de 2012 (con la Eco 122) e inicia en marzo los trámites de autorización administrativa, que finalizarán… a mediados de 2016.
En ese momento, Alstom ya es propiedad de la gigantesca General Electric, que había completado la adquisición de la francesa en noviembre de 2015 y que, poco después, tomaría la decisión de descatalogar toda la tecnología eólica terrestre Ecotècnia. En ese marco, Eolpop dice no a General Electric, entre otras cosas porque no quiere trabajar con un fabricante implicado en el desarrollo de tecnología nuclear. “Aquello –cuenta Puig– nos obligó a analizar a fondo el mercado para encontrar la máquina adecuada y… la sorpresa fue que algunos fabricantes no querían, o eran muy reacios a hacernos una oferta por una sola máquina”.
La solución la trajo Enercon, “un fabricante alemán que ha suministrado muchas máquinas en proyectos comunitarios en Alemania y otros países y que ha querido ser el suministrador del que es el primer proyecto de estas características en Catalunya y España”. ¿Modelo elegido? E–103 EP2 de 2,35 megavatios, una máquina (sin multiplicadora) de clase III, de 103 metros de diámetro de rotor. Y es así como empieza la recta final, larga, del periplo: en junio de 2016 es colocada, simbólicamente, la primera piedra del proyecto; en agosto, Eolpop paga la conexión; y, trece meses después, en septiembre de 2017, comienzan las primeras obras de cimentación.
Y… ¿a día de hoy?
Pues ya está firmado el contrato para la entrega de energía, la máquina ya está conectada físicamente a la red de distribución, Endesa ya ha dado el visto bueno a la conexión (el jueves pasado) y Enercon, el fabricante de la máquina, ya está manos a la obra para poner el aero en marcha. En la raíz, 448 personas y/o entidades que ya se han vinculado a esta iniciativa, y que han comprometido un capital que supera los dos millones de euros (el 69% del total necesario para materializar el proyecto).
Entre las muchas entidades –asociaciones y pequeñas empresas– que participan en Viure de l’aire del cel (Vivir del aire del cielo), están las bodegas (vino ecológico) Albet i Noya, Els Verds Alternativa Verda, la comercializadora de electricidad 100% renovable Som Energia, Arç Cooperativa, la Associaci’o de veïnes y veïns de Vilanna–Bescanó, Clatovall Consultors, el Colegio de Ambientólogos de Cataluña, la empresa de no lucro Ecooo, Estebanell Energia, Greenpeace, EuroSolar, el Grupo de Científicos y Técnicos por un Futuro no Nuclear, el restaurante Lasal del Varador, Normawind, Prat & Rebugent SL, Vortex y la Asociación Vida Sana.
“De los 3.050.000 euros del coste total del proyecto –apunta Pep Puig–, más de dos millones de euros están siendo aportados por los partícipes y un millón procede de un crédito blando de la cooperativa Som Energia, crédito que tenemos que devolver en un año”. La iniciativa, que está a punto de cristalizar por fin, continúa pues –aviso para navegantes que quieran subir a bordo– abierta a la participación. De hecho, hace escasamente unas horas, Eolpop ha anunciado que la cooperativa griega ElectraEnergy se ha adherido al proyecto para, además de ayudar a sostenerlo participando económicamente, aprender de la experiencia y reproducirla en Grecia.
La gran máquina está ya instalada, en fin, y solo quedan por ir cerrando algunos flecos técnicos para que sus frutos – los kilovatios hora– empiecen a reportar a sus propietarios. Sobre el particular, sobre la travesía administrativa que ha debido hacer Eolpop a lo largo de estos casi diez años, léase (en viuredelaire.cat) el texto “Evolución del proyecto”, un exhaustivo repaso (y muy ilustrativo) de los mil y un trámites que ha debido cumplimentar el primer aero de propiedad comunitaria de este país, una máquina (funcionamiento previsto de 2.405 horas al año) que está previsto genere anualmente 5.653 megavatios hora: “el equivalente al consumo anual de unas 2.000 familias; esto supondrá –apuntan desde Eolpop– un ahorro de entre 5.000 y 6.000 toneladas de emisiones de CO2 cada año, que son las que hubiese enviado a la atmósfera una central térmica que hubiese generado esos megavatios”.
Fuente: https://www.energias-renovables.com/eolica/y-si-pagamos-entre-todos-el-20180311